Columna de opinión de América Solidaria México
Se calcula que 151.6 millones de niños y niñas son víctimas del trabajo infantil. Casi la mitad (72.5 millones) ejercen alguna de las peores formas de él; como esclavitud, trata, trabajo forzoso o reclutamiento para conflictos armados. En el marco del Día Mundial contra el trabajo infantil, la UNICEF recuerda que la educación es clave para frenar esta tendencia.
En México, durante la pandemia por Covid-19, el trabajó infantil incrementó, pues, muchos padres y madres de familia murieron por la pandemia o perdieron su trabajo, esta situación colocó a muchos niños y niñas en una necesidad por trabajar y obtener ingresos mínimos para subsistir.
En 2019 se estimaba 3.3 millones de menores de edad en actividades laborales. Para 2022 aumentó a tres millones 850 mil en México, asegura la doctora Carmen Gabriela Ruiz Serrano, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
Algunas formas de trabajo infantil en exceso y que inhiben el libre ejercicio de derechos fundamentales de las niñas y niños (acceso a educación y vivienda dignas), son calificadas por la UNICEF “como peligrosas”.
“La explotación laboral infantil —agrega la investigadora de la ENTS—implica un entramado de violencias en donde hay una transgresión al desarrollo biopsicosocial de niñas y niños”. En ese caso, el ejercicio de la violencia es tácita contra ellas y ellos y se configura como un fin de la trata de personas.
Factores sociales, económicos y familiares empujan a los menores de edad a trabajar, proceso que viene acompañado de violencias que ocurren dentro y fuera del ámbito familiar. Generar espacios y condiciones favorables y de cuidado afines a los derechos fundamentales de la niñez para su desarrollo integral es una responsabilidad social urgente.
Ante esta realidad, en América Solidaria México creemos que la educación es de suma importancia para evitar la explotación laboral de niños y niñas, por eso nos enfocamos en el reforzamiento educativo y en el desarrollo de habilidades socioemocionales para disminuir el rezago de aprendizajes ocasionado por el contexto en donde se desarrollan. Trabajamos directamente con la comunidad educativa, madres, padres, cuidadores y cuerpo docente; cualquier adulto(a) que sea parte indispensable del proceso de aprendizaje del niño o la niña. De esa manera, los aprendizajes serán sostenibles en el tiempo.
Hoy nuestro objetivo más grande es transformar la realidad de la niñez mexicana. Lograr posicionar nuestro quehacer en México e invitar a que más personas se sumen a nuestro trabajo.
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